El Lobito abrio la bocaquita...

Me levante temprano, nervioso... Eran las 13 y en un ratito me tenia que ir a laburar para el bar. Volvería a las 20.15, casi una horita antes que empiece el partido.
Claro, en España la diferencia es de 5 horas respecto a la Argentina. La filial Mataró se fue preparando. Conectando el portátil al tele para poder ver, medio pixelados, lo mejor posible el partidos del lobo.
Para cenar, tallarines. Comimos rápidito, y nos sentamos . La del basurero colocada arriba del buzo, para apalear la noche fría...
El Seba (adoptado hincha tripero de origen charrúa), y Diego (bostero, pero que tira por ginasia siempre), me acompañaban. A Diego se le hizo difícil, no quería que caiga gimnasia, pero el primer amor es el primer amor.
La transmisión se cortaba, volvía. Así se paso el primer tiempo, pero dibujando el horizonte albiazul que se avecinaba.
Segundo tiempo, Gol del Negro... y otra vez cantando ¨bendita la raza negra¨, grande negro. Le robaste el pasaporte a Ormeño y te lo pusiste de botín... después a sufrir...
Termino el partido, gano Gimnasia, y Diego me guiño el ojo como diciendo ¨igual me quedo contento¨.
Como siempre intenté hablar con mi viejo Omar, imposible desde acá comunicarse con un celular. Con mi hermano Martín, no había nadie en su casa. LLame a Ariel, mi otro hermano, a Bariloche, y entre risas y festejos concluimos que los triperos somos lo mas grande que hay: increíble el sentimiento. No tiene explicación. Es como un amor loco y eufórico que no espera nada de nada. Solo amar... amar hasta el final.
Y bueno, así me fui a dormir... contento, feliz....
En La Plata me imagino que la tarde se haría noche y el delay de mi sensación se abra vivido 5 horas después...